¡Qué alboroto armaron en París esos pequeños!
- Tinguili
- 17 feb 2017
- 2 Min. de lectura
Doloroso 4-0 en contra para una de las aficiones que en la última década se ha acostumbrado a ganar y ganar y también gustar. Un fútbol nació en FC Barcelona. Vistoso para unos, tedioso para otros y aburrido para algunos. Y es que hablar en la actualidad del FC Barcelona es de equipo grande, club con “valors” y sobretodo de un gigante pequeño que es Lionel Messi. Todo eso es el club catalán, pero todo eso se manchó.
Un total caos sacudió al club blaugrana, y es que la enfermedad se venía lentamente, Messi solo fue una medicina que contenía el mal hasta que se agotó esa solución, no valió ante grandes jugadores de talla mundial y ante unos chavales menores de 24 años que formaron un alboroto en el mítico Parque de los Príncipes. Y es que ni Messi podía hacer algo ante tal atropello, el Paris Saint-Germain salió como una locomotora en los octavos de final de la Champions League desde el primer minuto hasta el último segundo cuando el árbitro decidió terminar esa masacre. Ni los Messi, ni los Neymar, ni los Suarez, ni mucho menos el campeón del mundo Andrés Iniesta (que no estaba al cien por ciento) podían meter siquiera las manos. En París murió una era, la de Luis Enrique.
Verratti, Draxler, Rabiot, Kimpembe, Marquinhos, Kurzawa, todos ellos menores de 24 años, fueron los pequeños que armaron todo el alboroto en París. Cada cual se encargó de su trabajo como si de un reloj suizo se tratase. Rabiot y Verratti se comieron vivos a Messi e Iniesta, sin dejarles espacio para pensar y cortando todo circuito con Neymar y Luis Suarez. Draxler apabulló ambas bandas culé como cuchillo entrando por todas partes y desquiciando a los laterales, incluido el central Umtiti. Marquinhos y Kimpembe maniataron toda opción de llegada del club blaugrana con marcaciones muy bien escalonadas y anticipaciones para que los delanteros nunca estuviesen cómodos. Kurzawa entraba como bisturí en la llaga que ya estaba abierta para atacar las zonas blandas. Todos ellos conjugado con la experiencia de Cavani que no dejaba de insistir hasta que anotó, con Di María que una vez más demostró que a sus 29 años siempre ha sido de partidos importantes a nivel club, la solidez de Trapp bajo palos, el descaró de Meunier y el mariscal de campo Matuidi. Los jóvenes se llevaron la noche, pero si algo hizo bien el entrenador Unai Emery, fue usar cada pieza en su orden perfecto, y así formar una máquina que, porque no, podría ser campeón de Europa.
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