'Este Dembélé sí encaja'
- Javier Sillés
- 13 ago 2018
- 1 Min. de lectura
Dembélé y Ter Stegen hicieron acreedor al Barcelona de una nueva Supercopa y rindieron a un Sevilla que ya exhibe el método Machín en su fisionomía e idea de juego. Noticioso resultó el buen hacer del futbolista galo.
Siempre a remolque en su primera temporada, encogido por la falta de espacios, protagonizó en Tánger una mejoría evidente en su entendimiento de los ataques posicionales.

Valverde lo emplazó a la banda izquierda y Dembélé mostró cierta inteligencia para abrirse o cerrarse en función de lo que reclamara la situación. El atasco del Barcelona en el primer tiempo, con Arthur y Rafinha improductivos y algo perdidos, sólo encontró opciones de desahogo en las apariciones de Messi y en los movimientos interiores del francés.
El 43% de las acciones ofensivas azulgranas transcurrieron en su zona de influencia.
Lo que le faltó a Dembélé en la primera parte lo incorporó tras la reanudación. Estiró a la defensa sevillista con desmarques de ruptura en balones en largo de Piqué y Busquets.
Era una maniobra casi más de distracción que efectiva, pero que le servía a los de Valverde para operar con más huecos en la segunda jugada.
Doble pivote con Rakitic y Busquets y Coutinho escorado a la izquierda. El extraordinario disparo de Dembélé coronó al Barcelona y abre paso al optimismo alrededor de su propia figura.
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